viernes, 11 de marzo de 2011

LA EDUCACIÓN FÍSICA EN LA ESCUELA PROCESO DE FORMACION


Numerosas veces no es únicamente el currículo sólido y su estructura oficial lo que desarrolla o no la calidad de un área, ya sea por el número de horas o de profesores que se dedican o por su supuesta o histórica aportación científica, sino, que en un desarrollo curricular abierto, los profesores son los que a veces detenían las particulares de un área y la posición que esta ocupa en el currículum, ya que tienen la posibilidad de escoger el tratamiento didáctico de esta y también de establecer los mecanismos de selección y sustanciación de contenidos y objetivos.

Debemos convencemos de que los avances recientes en la coyuntura de la Educación Física como "campo de estudio" están actualmente bastantemente bien establecidos para ser considerada como un área de interés académico y merecedora por sí misma de estudio.

La Educación Física es un área que es posible justificar sobre una base instrumental, pero actualmente podemos mostrar que también cumple otros objetivos formativos.

La Educación Física debe ayudar a los alumnos no únicamente a desarrollarse en habilidades y destrezas básicas motrices sino en el desarrollo sensorial, control tónico, conocimiento del propio cuerpo, desarrollo del equilibrio y del tono postural, coordinación motriz y organización del espacio y del tiempo. Este trabajo permite a los educandos conocimiento mayor de mismos y les posibilitará una mejor relación con los demás y con el medio. Es el profesorado el que puede hacer que las actividades de la Educación Física sean una parte valorada y integrante , por lo tanto, necesaria para educar "personas".

Esta tarea profesional del profesorado de Educación Física comporta dos clases de actitudes en su tarea docente: una crea, que se enmarca dentro de un proceso global que es su actitud mediante las palabras, los procedimientos y el ambiente que establece y también con su plena integración en el encierro del centro donde trabaja (y, por lo tanto, participa con todo el colectivo de profesores y profesoras); y una actitud específica, que es la que asume como proceso profundo dentro de su esapunts: Educad! Flsica i Esporls 1992 (30) pecialidad y para la que constantemente busca nuevos materiales y nuevos pasos didácticos específicos (de trabajo más interno de ciclo, seminario o departamento).

Para conseguir a estos logros, la Educación Física debe superar varios dificultades que se convierten en obstáculos "curriculares" y que vienen dados por aspectos educativos y no educativos. En los aspectos no educativos tenemos las connotaciones históricas de esta materia producto de épocas detenidas en que se confundía la Educación Física con preparación seudomilitar o de carácter únicamente deportivo-competitivo o también por un concepto místico de "castigar" la parte material del cuerpo que podría generar procesos "pecaminosos".

Encima la consideración de una materia no "intelectual" (dicotomía real entre mental y física) y, por lo tanto, complementaria a la "acumulación de sapiencias". En un concepto curricular según el cual la enseñanza se dirige a la cabeza del alumno olvidándose del cuerpo como instrumento de aprendizaje personal, cultural y social. Esta connotación se convierte en un verdadero obstáculo educativo.

En este artículo, se intenta fundamentar la necesidad de incluir a la Educación Física como uno de los campos del saber a enseñar en la educación inicial a partir de justificar su potencial didáctico respecto del desarrollo de la corporeidad y motricidad, consideradas dimensiones esenciales desde una concepción holística del ser humano.

2. ¿A que concepción de Educación Física se hace referencia?

La Educación Física es un método que busca intervenir intencional y sistemáticamente en la formación integral de los alumnos, a través de su incidencia específica en la constitución y desarrollo de su corporeidad y su motricidad, adecuando sus intervenciones a los diversos contextos socioculturales. Más allá de su denominación, es preciso plantar la mirada positivista que aún limita a esta pauta a una educación de lo físico, del organismo biológico o del comportamiento motor. En cambio, el subyugado pedagógico de la Educación Física es el ser humano en su unidad y globalidad, y su singularidad reside en que se lleva a cabo mediante la corporeidad y la motricidad del mismo.

Pensar la corporeidad como una de las dimensiones humanas sobre las que intenta incurrir la Educación Física, no implica, únicamente, un cambio de término para designar al ‘cuerpo’, sino la adhesión a una concepción filosófica y antropológica distinta a la dualista, basada en un “paradigma emergente de la totalidad humana (pensamiento, sentimiento, sociedad, naturaleza, movimiento” (Rey y Trigo, 2001). La corporeidad es “la condición de presencia, participación y significación del Hombre en el Mundo” (Sergio, Manuel; 1996) ya que el ser humano es y se vive sólo al través de su corporeidad. Reconocer a la corporeidad “como un factor esencial de la realidad social humana” (Benjumea Pérez, 2004) implica aceptar que el hombre no se caduca en su ser corporal, lo excede o lo supera, vive conoce y se experimenta a sí mismo como cuerpo vivido y en situación, de modo tal que puede disponer de su corporeidad (Gruppe, 1976:42) La persona se manifiesta a través y con su corporeidad, pero esas manifestaciones -emociones, sentimientos, pensamientos- son parte de sí mismo. “La corporeidad de la existencia humana implica hacer, saber, pensar, sentir, comunicar y querer." (Rey y Trigo, 2001) Hacer uso del vocablo motricidad, también implica un cambio de concepción filosófica y antropológica, no sólo el reemplazo del término movimiento por otro más actualizado. Mientras que, en coherencia con el paradigma cartesiano, el movimiento es definido como “el componente externo, ambiental, de la actividad humana, el cual se expresa en los cambios de posición del cuerpo humano o de sus partes, y en la interacción de las fuerzas mecánicas del organismo y el medio ambiente” (Meinel y Schnabel; 1987), desde el paradigma de la complejidad, la motricidad es la expresión misma de la corporeidad (Sergio, M.; 1986) “La motricidad es poder actuar intencionadamente para satisfacer el potencial humano de desarrollo e interactuar, con los otros y el medio” (Castro Carvajal, Julia; 2004) La motricidad es la dimensión que contribuye a la constitución del hombre como humano, en tanto le permite la manifestación de su condición como ser práxico, a través de la cuál puede dar cuenta de su intencionalidad.

La motricidad, como vivencia de la acción, conecta al ser consigo mismo, con su ser corporeidad y con los otros. La motricidad es intencionalidad operante y es la evidencia de la interacción entre las diferentes dimensiones humanas (sensación, emoción, percepción, conocimiento, deseo, habla, acción, otras) “motricidad no sólo desde una perspectiva biológica sino también social e histórica” (Bracht, Valter; 1996) Según Castro Carvajal y Manuel Sergio, toda persona tiene el potencial y la posibilidad para sentir su propia acción de manera consciente, y de orientar su intención a partir de una atención activa, convirtiendo su corporeidad y su motricidad en acción intencionada.

El afecto a esta concepción de corporeidad y de motricidad representa un desafío importante para la educación, pues implica la superación de ideas y prácticas racionalistas, mecanicistas y utilitaristas, sustentadas y orientadas hacia un cuerpo objeto, cuerpo instrumento y hacia una representación de sujeto fragmentado, y en su lugar, acceder a un planteo pedagógico que permita integrar de modo holístico todas las dimensiones del hombre.

3. ¿Cuál es el sentido formativo de enseñar Educación Física a los niños desde la primera infancia?

La Educación Física favorece el desarrollo de las capacidades 1 corporales y motrices de los niños desde edades tempranas, a través de la enseñanza de sus contenidos específicos: los saberes corporales, lúdicos y motores.El desarrollo de estas capacidades posibilita a los niños la adquisición de nuevas habilidades motrices, y ambas (capacidades y habilidades) propician el logro de la competencia motriz

2 La construcción de la capacidad motriz es un proceso dinámico y complejo, caracterizado por una progresión de cambio en las posibilidades de dominio de uno mismo (corporeidad) y de las propias acciones (motricidad) con otros o con los objetos en el entorno (Ruiz Pérez; 1995). Esta construcción se da a partir de las múltiples interacciones en las que intervienen el conjunto de informaciones, formas de hacer, actitudes y sentimientos, que permitirán al niño una práctica motriz autónoma y la superación de los diferentes problemas motores que se le plantean, tanto en la clase de Educación Física, como en el aula, en los momentos de juego espontáneo, o en su vida cotidiana.

Numerosos autores, han relacionado la competencia motriz con un tipo de inteligencia sobre las acciones o inteligencia operativa, que supone conocer qué hacer, cómo hacerlo, cuándo llevarlo a cabo y con quién actuar en función de las condiciones cambiantes del medio (Ruiz Pérez; 2004). En la primera infancia, los niños aprenden a ser competentes motrizmente cuando aprenden a interpretar mejor las situaciones que reclaman una actuación motriz eficaz y cuando desarrollan los recursos necesarios para responder de forma ajustada a las demandas de la situación. Esto supone el progreso de un sentimiento de competencia para actuar, un ‘yo puedo’, acompañado de un sentirse confiados de poder salir airosos de las situaciones - problema planteadas, y manifestar la alegría de ser capaces de causar transformaciones en su medio. Una de las manifestaciones del logro de la competencia motriz es la progresiva conquista de la disponibilidad corporal, entendida como la construcción de los “conceptos, procedimientos y actitudes inherentes al empleo inteligente y emocional” de la corporeidad y sus capacidades. Representa el valor alcanzado por la competencia motriz (Gómez, R.; 2002), y se expresa como el logro de “síntesis de la disposición personal para la acción y la interacción con el medio natural y social” (MCE, CBC; 1995). Para favorecer la progresiva construcción de la disponibilidad corporal desde la primera infancia, la Educación Física fomenta el conocimiento, dominio y valorización de la corporeidad y motricidad propias y de los otros, del mundo de los objetos y la gradual elaboración del esquema corporal de los niños.

Una adecuada intrusión del docente, brindada desde la educación inicial maternal; propicia que los niños alcancen el creciente control postural, la paulatina discriminación corporal y la manipulación intencional de objetos, entre otros ilustraciones, hacia el logro de nuevas competencias motrices en los sucesivos años de la primera infancia.

2 Determinados como Raúl Gómez (2002:103), prefieren utilizar el término competencia psicosociomotriz como condición de que se considere la conducta motriz en su sentido amplio, con componentes intrínsecos (afectividad, cognición, percepción) y extrínsecos (movimientos, posturas) en relación dialéctica e indisociable. En este texto, basado en la concepción de corporeidad y motricidad, el término competencia motriz abarca todos los componentes señalados por Gómez.

3 Para Ruiz Pérez (2004), “la noción de competencia motriz conectaría con lo expresado por Gardner (1983) cuando indica la existencia de una inteligencia cinestésico-corporal en su propuesta de las múltiples inteligencias, aunque reconoce su origen en White (1959) quien la pone en la literatura psicológica para referirse a la «capacidad de un organismo para interactuar con su medio de manera eficaz y eficiente”.

Asimismo, la Educación Física favorece la experiencia placentera del juego; el despliegue de la imaginación, el gusto por resolver situaciones y problemas motores, la participación en el cuidado de su salud, y en la higiene y preservación del medio ambiente.

Igualmente, promueve los caminos de cooperación y reciprocidad; que permiten al niño iniciarse en la comprensión del valor y necesidad de las reglas, en la disposición personal y grupal para el esfuerzo, y sienta las bases para actitudes de autoestima, tolerancia, respeto, valoración y cuidado de sí mismos, de los otros y del ambiente, colaborando con la formación progresiva de una imagen positiva de sí mismos y del reconocimiento de sus posibilidades y limitaciones. Los alcances de la influencia de la Educación Física en la primera infancia contemplan además del hacer, el pensar, el sentir y el querer de los niños.

Contiene la Educación Física pueda desempeñar con su aporte formativo específico, las instituciones que brindan educación inicial necesitan adecuar sus prácticas de enseñanza a una concepción y mirada integradora de la corporeidad y la motricidad de los niños, que no limite el hacer corporal, lúdico y motor a la clase de Educación Física, sino que permita su despliegue en las diferentes actividades que se realizan en este nivel.

4. ¿Para qué enseñar Educación Física en la educación inicial?

Si bien se pueden atribuir a esta disciplina distintas finalidades en la primera infancia, aquí se enuncia una síntesis de los propósitos con los que se intenta expresar su ‘sentido formativo’, sin que esta formulación sea excluyente de otros posibles propósitos igualmente valiosos:

Causar la constitución corporal y motriz de los niños a través del desarrollo de sus capacidades y adquisición de habilidades motrices, acordes con sus posibilidades evolutivas.

Respaldar hábitos y actitudes de cuidado de sí mismo y de los otros, en la realización de las actividades motrices.

Facilitar la exploración, disfrute y cuidado del medio ambiente a través de la práctica de actividades lúdicas y motrices en él.

Avivar la adquisición de seguridad, autonomía y confianza en sí mismo en el desempeño e interacción motriz con los otros

Ayudar la participación placentera en juegos motores, asumiendo roles y respetando reglas.

Aportar de las posibilidades de resolución de situaciones problema usando acciones motrices diversas, en la relación con los otros, el espacio, el tiempo, los objetos y el entorno.

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